<< L'ACADEMIA VALENCIANA DE LA LLENGUA >>

 EL DICTAMEN DEL CONSELL VALENCIÀ DE CULTURA

Lo primer de tot es preguntar-se ¿Academia Valenciana de la Llengua? ¿De quina Llengua?

Si l'Estatut d'Autonomia de la Comunitat Valenciana diu ben clar que les dos llengües del nostre poble son el castella i el valencià ¿Perque no nomenar-la Academia de la Llengua Valenciana? ¿No sería mes correcte?

A continuacio reproduirem part del reportage de data 13 de juliol de 1.988, aparegut en el diari Levante

Dit diari es un periodic valencià, editat per "Prensa Valenciana", filial de "Prensa Ibérica", empresa catalana i d'accionariat 100% catala (Grupo Moll). Per tant, el Levanta no es sospitos de valencianisme, sino mes be tot lo contrari.

Per tot aixo, confiem (en este cas en concret) en les fidedignes fonts d'este diari.

 REPORTAGE DEL DIARI LEVANTE

<< El presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, no se lanzó a una piscina sin agua, cuando el 16 de Septiembre de 1.997 aprovechó el debate de Política General en las Cortes Valencianas para encargar al Consell Valencià de Cultura la difícil empresa de poner fín al conflicto de la lengua. *El conflicte l'ha creat l'imperialismo pancatalaniste* Zaplana tenía unas ciertas garantías de poder llevar a "buen puerto" el proyecto.

Previamente, fué necesario el cambio de actitud de los nacionalistas catalanes. Las bases de CiU llevaban tiempo reclamando a sus dirigentes que influyesen de alguna forma en la resolución del conflicto. (*Recordem que Aznar necessitava dels vots de CiU per a poder governar*).

Durante casi dos años (desde el Congreso de Unitat del Poble Valencià *grup extraparlamentari*) Pere Major centro sus esfuerzos en recurrir a sus contactos en CiU, para persuadir a los catalanes que el fin del conflicto lingüístico deberia ser teóricamente protagonizado por los valencianos.

El 20 de Junio de 1997 se conseguía un gesto en esta línea. En la sede del BNV, los secretarios de UPV (Pere Major), de Convergencia Demócratica de Catalunya (Pere Esteve) y el del Partit Socialiste de Mallorca (Pere Sampol) acordaron no intervenir directamente *¡que cara mes dura!*dentro de las fronteras de la Comunidad Autónoma Valenciana.

También en el Institut d´Estudis Catalans se había aceptado el término "valenciano" como denominación de la lengua autónoma.

En dicho acuerdo se firmó lo siguiemte: "las diferentes instituciones (entre Catalunya, Valencia, Baleares y Andorra) han de velar por la promoción del uso de la lengua, se llame catalán o valenciano, en los diferentes territorios, y han de iniciar políticas de franca colaboración *politiques d'entreguisme, de sucursalisme*".

Por su parte, Zaplana habia garantizado a Pujol, que no iba a "sacar los pies del tiesto" jugando al secesionismo lingüístico con su socio en el Consell, Unió Valenciana.

El presidente Pujol había conseguido -a su vez- de José María Aznar, el compromiso de vigilar de cerca los pasos de Zaplana,*el murcia no te vergonya* para que se respetase la "unidad de la lengua".

De forma que cuando las Cortes Valencianas dejaron oficialmente la "patata caliente" de la lengua en manos del Consell Valencià de Cultura, tanto Pujol como Aznar vigilarían el proceso con garantías.*Un clar eixemple d'ingerencia*

Consolidado el trángulo político Barcelona-Madrid-Valencia, todo un ejército de negociadores entró en juego. En Octubre de 1997, el secretario general de Convergencia Democratica de Catalunya, Pere Esteve, iniciaba una labor silenciosa mediante entrevistas no solo con Eduardo Zaplana, sino con asociaciones y personalidades de la cultura.

En Noviembre Joaquím Triadú (secretario general de la Presidencia de la Generalitat Catalana) y Xavier Trías (otro de los hombres fuertes de Pujol) se prodigaron en cenas con el portavoz del Consell de PP valenciano, Joaquín Ripoll; con la cúpula socialista valenciana; con editores valencianos, con Joan Françesc Mira (presidente de Accio Cultural), con el ex-rector Ramón Lapiedra y con el profesor Vicent Franch. Todo ello coincide con la renovación de la mitad de los miembros del Consell Valencià de Cultura, circunstancia que aprovechan los socialistas para jugar su baza integrando a personas a favor de sus intereses.

El secretario general del PSPV, Joan Romero, confiaba a Manuel Sanchis-Guarner el papel negociador con el PP, por sus buenas relaciones con Zaplana y con el conseller de cultura Francisco Camps. Dejaba a Lapiedra las relaciones con los representantes de la izquierda.

La estrategia del Partido Popular se fundamentó, por un lado, en incluir personas proclives al pacto (Joaquín Calomarde, Manuel Bas Carbonell y Ramón de Soto) y, por otro, contar con voces como las de Leopoldo Peñarroja y Manuel Muñoz Ibáñez, que sirviesen de coartada ante los sectores del PP que conparten posiciones lingüisticas con Unión Valenciana. Eso sí, asegurándose que esas voces estarían en minoría.

Fuera de las escaramuzas políticas, en el ambito academico, Rafael Alemany (secretario del IIFV) y Manuel Castellet (presidente del Institut d´estudis catalans) jugaban su papel en la Universidad valenciana. A Antoni Ferrando se le prometió que el futuro ente normativo no se apartaría de los criterios del IIFV.

En la cofección de este traje de alta costura también hubo algunos descosidos que remendar. En los primeros meses de 1998, Unión Valenciana, puso contra las cuerdas al mismo Zaplana, con iniciativas que torpedeaban el acuerdo, como la adaptación de libros de texto para eliminar las referencias a la "unidad de la lengua" y el veto al término País Valenciano, y la petición de deshomologación de los títulos de filología valenciana y catalana. Aunque el PP se presta a apoyar ambas iniciativas (incluso la petición que se solicite al gobierno central la deshomologación) esta queda bloqueada por el gobierno de Aznar.

En conversaciones del propio Zaplana con Pujol, el primero garantizó al segundo que esas iniciativas quedarían en papel mojado, y que si el PP las apoyaba era para no soliviantar a sus bases.*Zaplana, antivalencià, traidor*

Las aguas vuelven a su cauce. Y así lo reconoce el mismo Pujol a Pere Major, en una reunión en Abril de 1998 en el Monasterio de Lluch de Mallorca.

CiU y el PP continúan atando cabos *el PP es un venut i un traidor a la nacio valenciana*con la mediación discreta de los senadores catalanes Joan Rigol y Joaquim Ferrer.

El 4 de Mayo, Eduardo Zaplana se desplaza a Barcelona, invitado por el Periódico de Catalunya, para dictar una conferencia sobre el estado de las autonomías, y aprovecha el viaje para reunirse con Pujol. Este ultimo no pudo ser mas explicito: << La solución al conflicto lingüistico -dijo- a de ser razonable y positiva desde el punto de vista valenciano, pero también desde el punto de vista tal y como nosotros vemos los temas lingüísticos >>. *Zaplana no te c...*

Para entonces, Pujol y su entorno de colaboradores ya se habian encargado de que el secretario general de Accio Cultural, Eliseu Climent -cuyas distintas empresas se benefician en gran medida de subvenciones procedentes de arcas catalanas *aixo ya ho sabiem*- cediara en el acuerdo lingüístico, aunque fuera a regañadientes por sus crispadas relaciones con Eduardo Zaplana.

Mientras todo se ata fuera, dentro del Palacio de Forcalló, el CVC se bloquea por las diferentes tesis que conviven en él. El presidente Grisolía suspende las reuniones en Junio durante un par de semanas.

Y nuevamente, desde fuera se apaga el fuego. Joaquín Calomarde (PP) y Manuel Sanchís-Guarner presentan a finales de ese mes un documento -trufado de perífrasis y circunloquios- que, al final, ha sido la base del definitivo dictamen.

Calomarde y Ramón de Soto (por el PP) y Sanchis-Guarner y Lapiedra (PSPV) dejan listo el traje con el visto bueno de Zaplana y Pujol. *Sempre està Pujol per enmig*

La última espina es la de los vocales de UV, José Boronat y Xavier Casp, que junto al popular Leopoldo Peñarroja, se excluyen del acuerdo con el voto en contra. La última semana, antes de la aprobación del dictamen definitivo, el PP visita la Real Academia de Cultura Valenciana en un intento desesperado.

El mismo día 13 de Julio, el día que el pleno debe aprobar el definitivo dictamen, a Casp se le llega a ofrecer un puesto destacado en el futuro ente normativo, pero el decano de la RACV se mantiene inflexible ¡Collonut!, y junto a Boronat y a Penarroja, los tres vuelven a votar en contra.

La pelota está ahora en el tejado de las Cortes Valencianas. Con la composición del futuro ente normativo como elemento clave del acuerdo lingüístico, populares y socialistas, se aprestan a evitar que el pacto sea leído en clave política *¿Ho tenim que llegir en clau cientifica?*-como un acuerdo bilateral- para vestirlo de un mayor consenso institucional >>.

El reportage (QUE NO TE DESPERDICI), baix el titul "El Pacto Lingüístico" està firmat per els periodistes del Levante E.Aigues i V.Romero.

Aixina mateix anyadir que les anotacions en roig dins del anomenat reportage son nostres i, pre tant, no apareixen en l'articul.